Ray Waller, el protagonista de la terrorífica cinta “La piscina”, es una antigua estrella del béisbol que se ve obligado a retirarse debido a una enfermedad degenerativa. En ese momento, decide que su casa será nueva y que tendrá una piscina; algo que, sin duda, le servirá de terapia y también como vía para unirse aún más a su mujer y a su hija adolescente. Con la esperanza de recuperarse y quién sabe si hasta para poder volver a competir, Ray convence a su mujer de que la piscina puede ser un lugar terapéutico, además de divertido. Sin embargo, la casa esconde un pasado y un secreto aterradores, lo que desatará una fuerza maligna que arrastrará a la familia a un terror asfixiante y profundo en el que no harán pie.
El productor de La piscina no es otro que James Wan, cineasta tras sagas como Saw, Insidious y Expediente Warren, además de otros títulos muy apreciables como la maravillosa Maligno, una de las mejores películas del terror reciente. Y cuenta además con la asociación de Blumhouse (The Purge, M3GAN, Déjame salir), toda una institución en el género. ¡Pero eso no es todo!
Del bienestar y el placer… al terror
Dirige Bryce McGuire, que adapta un antiguo corto propio, mientras que el reparto está formado por Wyatt Rusell (Falcon y el Soldado de Invierno), Kerry Condon (nominada al Oscar por la excepcional Almas en pena de Inisherin) y Amélie Hoeferle (Los Juegos del Hambre: Balada de pájaros cantores y serpientes), entre otros. Todo para dar forma a un cóctel explosivo de terror que te mantendrá al filo de la butaca.
La piscina es una película terrorífica porque parte de un lugar cercano y que todos relacionamos con la comodidad, el bienestar y el placer, como es una piscina. Por tanto, la cinta nace de la cotidianidad más mundana, a la que luego le aporta un giro retorcido y la creación de mundos perversos tan típicos —y no por ello menos originales— de James Wan, su productora Atomic Monster y la propia Blumhouse.
Miedo y respeto por el agua
Asimismo, para McGuire el agua era un elemento muy atractivo para desarrollar una premisa de terror: “Como crecí en Florida, rodeado por el océano por tres frentes, en un clima al que solo se puede sobrevivir participando en el ritual del agua, tengo amigos que se han ahogado y he visto huracanes inundar casas, accidentes de barco, ataques de tiburones, etc. Al final, es normal acabar sintiendo un cierto miedo y respeto por el agua”.
Amantes del terror: La piscina llega exclusivamente a los cines para que, cuando llegue el verano, no veas sitios de ocio y turismo como siempre. Y es que, bajo el agua, uno nunca sabe con qué se topará.
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